viernes, 29 de octubre de 2010
En busca de la satisfacción
Dos conocidos que solían ser grandes amigos se cruzaron por casualidad en una calle peatonal rebalsada de gente. Uno iba apurado, con ganas de comerse al mundo que tenía adelante, y vestía un lujoso traje nuevo. El otro, más tranquilo y pensativo, paseaba por el medio del mundo apurado con sus viejas y fieles ojotas hawaianas.
-Amigo, ¿cómo estás? ¿qué estás haciendo de tu vida? -lanzó rápidamente el apurado
-Todo tranquilo, como siempre. Veo que vos no le aflojás al trabajo -contestó el de las ojotas a modo de librarlo de una conversación por compromiso.
-Y... estamos con mucho laburo, yendo de acá para allá, como siempre también. Vos ¿qué estás haciendo?
-¿En serio querés que te cuente ahora?
-Sí, seguro, tengo un ratito. Decime.
-Bueno hoy, por ejemplo, me pasé el día escribiendo para el blog que tengo en internet.
-Ah, mirá vos que piola. Y mañana ¿qué vas a hacer?
-Y.. lo mismo que hago siempre después de escribir
-...
-Esperar que alguien me lo lea.
Esa, sencilla, es su forma de llevarse al mundo por delante.
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